El rápido avance de la tecnología está cambiando la sociedad a pasos agigantados. A un ritmo superior que al que las estructuras de la sociedad son capaces de adaptarse.
Uno de los principales problemas que presenta este cambio tan brusco es la ruptura del mercado laboral. Nuestro sistema económico necesita que los ciudadanos trabajen para percibir renta y satisfacer sus necesidades. Si se acaba de manera estructural con el trabajo, habría que buscar soluciones alternativas para el sustento de las personas que queden fuera del mercado laboral.
“La tecnología acabará con el trabajo”. Un mantra repetido durante mucho tiempo. Y cuanto más tiempo pasa, más cerca parece que estamos de ese momento que nunca llega. No puedo predecir el futuro, pero si tuviera que apostar, diría que este momento nunca llegará.
El trabajo es inherente a la condición humana
El ser humano nunca parará de querer progresar, tanto en la satisfacción personal, en la exploración del universo o en la búsqueda del conocimiento. No parece que estemos remotamente cerca de completar de explorar el universo ni de obtener el conocimiento absoluto.
Los recursos tampoco son infinitos. El descubrimiento, explotación y transporte de los mismos siempre serán necesarios, poniendo a prueba nuestra capacidad de adaptarnos y de obtener nuevos recursos para seguir manteniendo nuestras vidas.
Mientras sea así, siempre habrá trabajo.
La imprenta terminó con los copistas, internet con la imprenta…
Con lo que sí que acabará la tecnología es con trabajos, cosa muy distinta. La tecnología soluciona, obsoleta y simplifica problemas. Pero también crea otros que, generalmente, necesitan otro tipo de conocimientos o de habilidades que el problema anterior.
Un cambio de mentalidad
Por eso, lo importante no es buscar una alternativa al trabajo como mecanismo de sustento de las personas. Sino cómo crear una sociedad que es rápidamente reconvertible para enfrentarse a problemas que se crean y desaparecen en unos pocos años. Crear sistemas de enseñanza que avancen al ritmo de la tecnología, sistemas de formación permanente, sistemas eficaces de reciclado de conocimientos y preparar a las personas para enfrentarse a lo desconocido. Una educación basada en prepararse para el futuro incierto y no para el pasado conocido.